¿Ultra HD, Quad HD o 4K?

Carlos Eduardo Cortés es especialista en medios

digitales y escribe su columna desde Estados

Unidos.Susopiniones son personales y no

implican necesariamente a TV Technology.

La convención NAB 2013 superó las expectativas: 92,414 participantes de 155 países y 1.600 expositores. Como de costumbre, los pasillos de Las Vegas se llenaron de rumores y algunos de ellos mostraron una base sólida.

La “Cumbre sobre Cine”, por ejemplo, liderada por el mercado estadounidense, mostró la madurez alcanzada por la proyección digital.

En el mundo, las pantallas digitales ya superan las 90.000 unidades. Cinco mil de ellas se encuentran en América Latina, por lo cual se espera un crecimiento significativo en esta región.

Fabricantes como Barco, Christie, NEC y Sony han atendido en Estados Unidos las necesidades de conversión de más de 27 mil pantallas, la mitad de ellas con plena capacidad para proyección 3D.

El problema con 3D es que su capacidad de mantener el interés tiende a decaer muy rápido, tanto en cine como en televisión digital.

Al parecer, cambiar hábitos de visualización no es la mejor fórmula para retener usuarios. Y el alto costo de los visores, en el caso de la televisión 3D, no ha ayudado; en especial cuando algunos resultados son insatisfactorios.

El contrapeso que los fabricantes intentan desde 2012 es aumentar el número de píxeles puestos en juego en la resolución de pantalla, con o sin 3D: la propuesta es la ultra alta definición (Ultra HD).

El término ha causado un poco de confusión en la industria porque mezcla los campos de cine y televisión digital.

Como reza el dicho irónico, “lo bueno de los estándares es que sean tantos...”. Comenzamos con la muy modesta televisión digital de definición estándar (SDTV) que se originó en la proporción 4:3.

La SDTV descendiente de los sistemas analógicos europeos PAL y SECAM tiene una resolución de 576 líneas entrelazadas. La que proviene del sistema norteamericano NTSC tiene solo 480.

Al aumentar la resolución a alta definición (HDTV) se produjeron tres estándares básicos: HD simple, con escaneo progresivo de 720 líneas de píxeles verticales y 480 horizontales (720p).

Luego vienen las dos modalidades de Full HD: 1.920 líneas verticales por 1.080 horizontales, con escaneo progresivo (p) o entrelazado (i).

El resultado de multiplicar las líneas horizontales por las verticales es una pantalla con 2.073.600 píxeles equivalentes a la resolución de 2,1 megapíxeles.

Cuanto más grande la pantalla, más grande el píxel, porque esa cifra no cambia.

De ahí que la propia industria de televisión y de proyección digital se haya esforzado al máximo para aumentar el número de píxeles de manera que la experiencia de visualización sea mucho más atractiva en las pantallas más grandes.

La “Ultra High Definition”, según la especificación High-Definition Multimedia Interface (HDMI) 1.4 — creada por Hitachi, Panasonic, Philips, Silicon Image, Sony, Technicolor y Toshiba — mantiene dos estándares básicos “Quad HD” (3.840 por 2.160 píxeles) y 4K/2K, también llamada 4Kx2K (4.096 por 2.160 píxeles).

Mientras “Quad HD” equivale a 8,3 megapíxeles destinados a la proporción 16:9, la muy de moda “4K” alcanza los 8,8 megapíxeles; nació en el ambiente cinematográfico y parece quedarse con el nombre más atractivo para el mercadeo.

Pero, en cualquier caso, Quad HD y 4K intentan cuadruplicar la resolución de HD, pasando de dos a ocho o más megapíxeles, con lo cual la experiencia cinematográfica ha ganado inmensamente en la proyección digital.

Por su lado, en 2012, la difusora japonesa NHK, histórica impulsora de la HD, mostró que planea saltarse la Ultra HD y pasar directamente a “8K” llamada “Super Hi-Vision” hacia 2020.

Ahora bien, pese a que en los corredores de la NAB 2013 la palabra “4K” circuló notablemente, es difícil que esa resolución cause un cambio inmediato del lado del consumo hogareño.

Por un lado, los contenidos en “4K” no abundan. Por otro, sus maravillosas imágenes solo se aprecian realmente cuando uno dispone de una pantalla de más de 55 pulgadas.

Uno mismo no percibe diferencias significativas cuando usa una pantalla de 32 pulgadas para ver resolución HD simple (720p) o Full HD (1080p/i).

Además, pese al auge de los servicios de IPTV, todavía no está resuelto el cuello de botella del ancho de banda necesario para recibir streaming con resolución “4K”.

La clave es la captura, no la emisión. La adquisición de imágenes con resolución “4K” podría revolucionar el propio proceso de edición, en términos de acercamientos y recortes, por ejemplo.

Y una imagen capturada con esa resolución ofrecerá siempre mejores resultados en pequeñas pantallas, aún si se ofrecen en 1080p. Esa fue la apuesta de Canon, con su línea de cámaras EOS en la NAB 2013.

Difundir en “4K” podría ser un esfuerzo futuro de teledifusores, difusores Web y proveedores de cable. Pero si la adquisición no fue hecha en la misma resolución, los resultados no serán para nada impresionantes.

Por ejemplo, una producción de bajo presupuesto, como “The Blair Witch Project” tiene mérito en su narrativa, pero fue grabada en camcorders con resolución estándar.

Nada cambiaría si se ve en un televisor “4K”, porque su formato nativo no puede dar esa resolución.

En conclusión, la Ultra HD ofrece ventajas innegables, pero si no se usa desde la captura, no hará una diferencia significativa.

Todo el flujo de trabajo con contenido “4K” debe ser mejorado en software y hardware, incluso para reducir los altos precios actuales.

Un buen punto para que usted compare cuando regrese a Las Vegas en 2014.