Terahercios, nanotubos y servicios Over-the-Top

Carlos Eduardo Cortés es coordinador de programas de Free Press Unlimited en América Latina. Sus opiniones son personales y no implican necesariamente a dicha institución ni a TV Technology. Algún día disfrutaremos la banda de terahercios para transmitir imágenes de muy alta definición a velocidades inalcanzables hoy.

Pruebas de laboratorio hechas en Japón en 2012 han alcanzado transferencias de 1,5 Gb/s a una frecuencia de 300 gigahercios.

Esta pequeña porción de espectro, con longitudes de onda entre un milímetro y 30 micrometros, anticipa redes inalámbricas 20 veces más veloces que las actuales. Y no está regulada todavía para telecomunicaciones.

Señales de terahercios con pureza espectral altísima y extrema precisión de frecuencia ya son viables para ciertos circuitos integrados fotónicos, aunque no estamos tan cerca de verlos en aplicaciones comerciales.

Y si a ello se suma la capacidad de los nanotubos de carbono para reemplazar el chip de silicio, como ya lo anticipó IBM con sus experimentos en octubre de 2012, es evidente que nos encontramos cerca de innovaciones fundamentales.

Las disputas por el espectro continuarán en nuestra industria mientras esa revolución llega, no solo por la supuesta escasez de ese bien público, sino por la competencia convergente entre líderes tecnológicos.

Apple y Google, por ejemplo, no solo lograron opacar a estrellas recientes como Nokia y Research In Motion, sino que ahora disputan una porción del negocio televisivo.

En septiembre de 2012, Toshiba, LG Electronics y Philips Electronics unieron fuerzas durante la convención IFA de electrónica doméstica en Berlín.

Su objetivo es desarrollar un sistema común para que los televidentes se conecten a Internet, escuchen música, consuman videos y jueguen en línea, todo desde sus televisores.

La apuesta de la movilidad se completa con la continuidad, dado que el comportamiento esperado es que quien se encuentre haciendo esas mismas cosas desde su teléfono inteligente, siga haciéndolas al llegar a su casa.

¿Cuántas plataformas diferentes tolerarán los nuevos usuarios? La respuesta, hasta el momento, pasa por los servicios “Over the Top” (OTT).

Antes de 2008, este neologismo no era común. Pero inventores como Anthony Wood, a quien se le considera padre de la DVR (grabadora digital de video), introdujeron ese año la base del reproductor de streaming Roku y el modelo de negocio de Netflix, y cambiaron drásticamente el paisaje audiovisual.

Los servicios OTT proveen directamente video, televisión y juegos interactivos en Internet, sin pasar a través de una red proveedora de IPTV (televisión sobre protocolo de Internet).

Esta relación directa entre proveedor y usuario, mediante conexiones abiertas de banda ancha, es independiente del proveedor de Internet y no requiere acuerdos ni inversiones en infraestructura por parte del proveedor OTT.

Se lo considera un modelo ideal para teledifusores que no son proveedores de Internet. Los servicios OTT abren una nueva manera de generar ingresos mediante video a la carta, television multipantalla y aplicaciones interactivas, con base en marcas ya establecidas y una relación de confianza con los consumidores.

Esta nueva integración entre televisión en línea y tradicional no es bien vista por varios operadores de telecomunicaciones. Ellos reclaman que cualquier servicio OTT requiere usar sus redes y su infraestructura.

Servicios de OTT como Netflix, Google y Facebook, a su vez, objetan la incapacidad de los operadores de telecomunicaciones para innovar, mientras que los OTT han reinventado la manera en que los usuarios interactúan, experimentan, descubren y consumen contenidos televisivos y cinematográficos.

Su presencia es tan notable que ya llegaron a su tercera convención anual “Over-the-Top TV Conference”. Los OTT han generado una creciente demanda hogareña de banda ancha que favorece a los operadores de telecomunicaciones, y están dándole forma a la nueva generación de experiencias transmediáticas que redefinen el entretenimiento humano.

Se configura, así, una intrincada maraña de interdependiencias que también reformulan la industria televisiva porque los OTT brindan acceso a Internet desde el propio televisor y, a la vez, trasladan la experiencia televisiva a los dispositivos móviles.

El lugar preferencial de la banda ancha y el consumo multiplataforma en la industria de contenidos audiovisuales es innegable. La firma de investigación de mercado Gartner estima que las ventas mundiales de tabletas informáticas y teléfonos inteligentes superarán los mil millones de unidades en 2012.

“El futuro está en la banda ancha”, afirmó el secretario general de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, Hamadoun Touré, durante la conferencia “ITU Telecom World 2012” realizada en Dubai, en octubre.

Touré analizó la rápida transformación de los modelos de negocio tradicionales y subrayó la urgente necesidad de alianzas colaborativas entre los sectores público y privado.

Por su parte, un panel especializado concluyó que las estrategias de los OTT son una oportunidad para los operadores de telecomunicaciones y pidió a la UIT promover alianzas entre dichos operadores y los OTT.

Sumar, no restar, es una salida clara en esta coyuntura.